Toda la Nostalgia de mañana
Ahora que estoy en el lecho
enfermo
me siento muy contento.
-Mañana me levantaré quizás,
y he aquí lo que me espera:
Unas plazas brillantes de luz,
y unas cercas con flores
bajo el sol,
bajo la luna, de noche;
y la chica que trae la leche
de cabecita loca con su delantalito
de bordes rematados de encajes,
y con su risa fresca.
Y además aquel chico que voceará el periódico,
que sube a los tranvías
y que se baja
en marcha.
Y el cartero
que me angustia si pasa sin dejarme una carta
porque no sé el secreto
de las otras que lleva.
Y también el avión
que me hará alzar el rostro
como si de una terraza me llamara una voz.
Y las mujeres del barrio
madrugadoras,
que cruzan la calle de prisa camino al mercado
con cestos amarillos,
y retornan
que rebalsan de coles,
y hasta a veces la carne,
y en otro las rojas cerezas.
Y después el tendero
que saca la tostadora de café
y empieza a dar vueltas a la manivela,
y que llama a las chicas
y les dice -¿falta algo?
Y las chicas sonríen
con la clara sonrisa,
que es el olor que sale de la esfera que él mueve.
Y todos los chiquillos de mi barrio
que armarán mucho ruido porque ya será jueves
y no irán a la escuela.
Y los caballos dóciles
y los carreteros dormidos
bajo la lona en punta
que danza en el vaivén de las ruedas.
Y el vino que hace días que no he bebido.
Y el pan,
puesto en la mesa.
Y el cocido amarillo,
humeante.
Y ustedes amigos,
porque vendrán a verme
y nos miraremos, felices.
Todo esto me espera
si me levanto mañana.
Si no me puedo levantar
nunca más,
he aquí lo que me espera:
-Ustedes quedarán,
para ver lo bello que es todo
y la Vida
y la Muerte.
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