lundi 9 mai 2016

Bitácora de sentimientos 3




Recorridos

 Y…la noche que no se duerme es así, larga, o sin mesura, como eterna. O tranquila, llena de paz; también triste, o terriblemente mal habitada. Las peores son las que se atraviesan en estado de añorar, cuando la quietud, el silencio permite escucharse el alma, que no miente ni deja mentir. Uno añora porque cree que está lejos, a miles de kilómetros de los paisajes y sus luces, los perfumes, los muros de la infancia, las músicas que lo hicieron, lo siguen haciendo. Y sobre todo los seres y más aún, algunos seres…Y por eso llega un momento, en que cansado de ese vacío que lo vacía, que hiere y acusa, salta como puede  en el primer avión, símbolo mentiroso y prosaico del ave, que lo deposita en las llanuras infinitas de todo. Y encuentra, sí, encuentra los paisajes-luces-músicas-perfumes-muros de la infancia y adolescencia, ciertamente bien distintos. Y los seres que son como sus ojos o sus manos, lo abrazan de hermandad o compañerismo. Y después de algunas horas, desechas valijas y bolsos, respondido teléfonos y otras máquinas obligatorias, llegada la noche que permite descifrar el salto, se da cuenta que la distancia es según y cómo. Comienza a vislumbrar -porque la noche lo ayuda, sabia y cruel en su sinceridad- que debe aún recorrer la distancia más larga, casi infinita; que la que acaba de recorrer es apenas un pequeño paso. Que no hay distancia más larga, casi infinita, que la que es necesario recorrer para que dos seres se encuentren. Y que recorrerla, nada garantiza…pero vale la pena.



Sentimientos como brumas

Ni para él mismo 
son claros 
sus silencios.

Perdonar
a esa sombra?

No le reclama nada, 
tanto recibe
de la así nombrada.
Y aunque no recibiere...

Hacia él, 
no peca
de nada más
que de silencios...
Esta noche la lluvia,
inesperada,
lo entristeció
y como cada vez
volvió a sus naufragios
de soledad.
Y entonces que otra cosa
que escribir para no sucumbir?
Perseguir la belleza
lo entrevisto en unos ojos,
y mesmo
sin atraparla, 
decir en un murmuro
quedamente,
qué solo de usted...

Para no defraudar,
para que vea dentro de él
su humanidad imperfecta.
Perdónelo de hacerla única
depositaria de la revelación
de sus pobres secretos,
de osar, de atreverse.

"... ya no tengo alma"  
dijo ella...
Piensa que 
ella es una alma, 
que no lo sabe,
o no lo acepta.

No le escribe
No le habla
Lo condena



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