vendredi 16 octobre 2015




Pasa que:

Cicatrices,
una vez fueron heridas.
Cerraron,
pero quedaron
cicatrices.
Mesmo invisibles,
están ahí.
Para siempre.
No para recordar.
Para que no haya olvido.
Impiadosas, pero sabias
cicatrices, groseras cuando
en cuerpo u orgullo, tristes
cuando en la infancia.
Sutiles cuando la herida
es en corazón, de amar
"con todo el alma" o
en alma mesmamente,
que también es pasible de herida.
Sutiles sus mecanismos
-el recuerdo de una canción,
de un celaje, un pájaro que
se posa- y en el acto
golpea el dolor,
tenue, leve, casi cordial
pero punzante.
Entonces el desasosiego,
noches sin magia,
sin murmullos ni poesía,
ni recuerdos nobles,
solo amargor, niebla mezquina
en los ojos.
Y se termina la noche en vigilia
y se alza el pobre cuerpo, llamado
por el pájaro para recibir la vuelta
del sol, su luz que redime....
 
Amiga,
no me alejo,
me defiendo con las armas
diversas que salvé  de mis naufragios
y un "tejidogestoescudocontradolor"
que me ampara y abriga.
Los "vientos y tristezas de esta
extraña primavera" pasarán,
como todo en esta vida, como la misma vida...
Y siempre nos quedarán recuerdos,
la tibieza de una torcaza en la mano.
O una sonrisa dulce.
O momentos por venir, musicales
o poéticos, compartidos con alguien, o en soledad,
como el llanto.
Fotos, viejas cartas de alguien que
ya no está, paisaje, ciudades, recuerdos, secretos,
y la lluvia y los viejos árboles, testigos de todo.
Cicatrices...
Vivimos, viviremos con ellas.


                                        BsAs,  6 octubre 2015


Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire